lunes, 16 de junio de 2008

Eternamente pasajero

Todavía hay humo dentro mio que se niega a abandonarme, como si yo le debiera algo por haberlo creado; quizás sea su padre. La garganta tan destrozada y los ojos tan cansados. La alegría llegó al máximo, pero ¿quién decide el límite de las cosas? ¿acaso uno solamente puede divertirse tanto como la muerte se lo permita? entonces la muerte decide el límite de la alegría, y por qué no, de todas las cosas que un humano puede hacer.


Después de tres días siento un leve dolor de cabeza y pienso en dormir, pero no tengo ganas de moverme. Pienso muchas cosas, pero no tengo ganas de hacerlas. Yo debería dar ideas y alguien mas debería hacer algo de ellas... no quiero hacer nada, no me importa nada.


06:23 en el reloj, la luz tiñe de rojo la habitación, y en su rostro la quietud de quien duerme lleno de plenitud. El sol se retrasa por la estación, y su pelo enredado sobre su cara me recuerda que todavía estoy, que ya no soy un alma sola, que tengo compañía y que nunca, nunca me abandonaría y que la vida mas fácil sería y caminando solo me reiría y de día y de noche viviría y reiría y el día, la vida, y el día de a poco se oscurecería y su aroma extrañaría y a verla correría y al encuentro de mis ojos con los suyos, sublime encuentro llamaría. Sus manos y las mías buscando suave anatomía y la luz que a nuestro pecado sonreía. una vez mas la noche pasaría, y mil veces repetiría, el tiempo esta ironía.


La alegría es salud pero el exceso suele dañar o en otras palabras "tanta alegría seguida te va a hacer mal" y las contradicciones son grandes pero no dificiles de esquivar, los extremos se tocan y la vida se acorta son leyes no escritas, de las que si se cumplen. La ley escrita, ojalá algún día no existiría y sabría el sabio y el no-sabio, no que esta bien y que esta mal, sino, ante las circunstancias de la vida, como actuar.


Volviendo al cuarto después de divagar, ya se me pasaron 27 minutos pero el clima sigue igual. La luz tenue sigue dando un color rojizo al ambiente y apenas logré correr el pelo de su cara y mover el brazo bajo su cabeza y girar un poco y quedar de frente a sus ojos. La abrazo con mi brazo derecho, enredo mis piernas con las suyas, me acerco y así me dispongo a pasar el invierno, con su calor, con su poca generosidad cuando se trata del lugar para dormir, con su figura, su cuerpo moldeado a pedido de mis sueños y sus maneras de hablar, de ver, reír, escuchar y especialmente el silencio que hace cuando me mira, y su mirada se fija, casi la siento atravesarme y mezclarse en mis pensamientos. Aveces siento que me da un mensaje, es tierna, pero fuerte, es decidida, fría, y amorosa y yo no se si existe tal cosa pero así como el alcohol, el amor también es embellecedor, aunque vale decir que, una noche de alcohol os dejará, una noche de amor, os acompañará hasta el último día ya sea amor eterno o amor pasajero... Lo nuestro es un amor eternamente pasajero.

1 comentario:

Tamm * dijo...

Te estas lavando los dientes y me dejaste leyendo :)

es precioso este texto tambien... el amor también es embellecedor, no cabe duda de eso .